miércoles, 27 de octubre de 2010

Arbitrios y arbitristas (II): Fernández Enguita

         Me encanta este hombre, es capaz de decir todo con ese tono mesurado y sensato que parecía ser el habitual en Castilla la Vieja (antes de Aznar, claro). Y con ese tono tan de señor de provincias dice cosas para los lectores de El País sin notas a pie de página, comprensible. En este artículo del pasado 13 de octubre dice:
     Pero así como en este el lema fue "A igual trabajo, igual salario", en aquella debería ser: "A igual salario, igual trabajo", es decir, rendición de cuentas, y pronto: "A cada cual según su trabajo", es decir, recompensar a quienes hacen más y mejor.
                Lo que parece sensatísimo: a los profes  -como a cualquier que trabaje bajo el capitalismo, entrega su fuerza de trabajo a cambio de dinero. Si alguien trabaja más, produce más plusvalor (o plusvalía, o como se traduzca surplus value o Mehrwert) y si produce más, gana más dinero. En teoría, en una economía no dominada por los cuasimonopolios o cárteles o trust -o como se diga en plural-, ni por la cutre economía familiar estilo coloco a mi cuñado,.. en una economía reacional, digo, quien aporte más plusvalor al patrón (emprendedor, empresario, el dueño, el amo) debería negociar para que le paguen más. Pues vale.
 
         Ahora bien, en los profes hay algunos problemillas un poco tontos. El primero es qué debe medirse o en otros términos, qué produce un profesor. Pues educación, digo yo. Pero eso no da dinero. Por eso es que a los maestros y profesores les paga el estado y antes las instituciones caritarias. De ahí que se pasara más hambre que un maestro. No producen nada. Ese es el quid. No hay resultados económicamente evaluables así a bote pronto por la patronal.

         Hombre, está bien eso de que sean más puntuales ¿de dónde han sacado Enguita estas estadísticas? Bueeeno, supongamos que hay más control en la puntualidad y los profes no llegan tarde. Parece insinuar que los funcionarios llegan tarde. Compárese con una estricta disciplina: los de curas (pagados con la mi dinero, como la visita del Papa) son más bordes con los horarios y con otros detallitos, si no eres sumiso, te despiden, es una empresa. ¿Los resultados son mejores en centros con una disciplina de te despido a la mínima?, pues no. Lo dicen los informes: la privada no es mejor. Aun con más horas, menos alumnos "con problemas", más puntualidad y notas como poco más laxas , los de curas no son mejores que los públicos.
 
         El otro problema es qué Enguita quiere que se evalúe. No lo dice. Primero dice:
 
   Es la consecuencia del carácter altamente imprevisible y, por tanto, no normalizable de la relación pedagógica.
 
        bien, la "relación pedagógica" no es normalizable. Entonces ¿cómo se mide?
 
   Según una encuesta de la Fundación Hogar del Empleado (FUHEM) entre el 68% y el 75% la creen importante, un 75% que debería ser obligatoria y casi la mitad que debería repercutir en sus condiciones laborales, si bien no llegan a los tres cuartos partidarios de que lo hagan la formación, la antigüedad, las responsabilidades organizativas o la innovación.


          Haberlo dicho antes. Es una cosa de la FUHEM, dueña de los colegios cuyos escasas noticias indican que -suavemente- no tienen muy buenos resultados. Pero le mejor es que detrás de la FUHEM está el que inventó la LOGSE: el mismísimo Álvaro Marchesi. Y todo el mundo en el mundillo de lo educación lo sabe. Y no es un estudio, es una encuesta. ¿Qué quiere evalúar nuestro arbitrista? ¿Las notas? Ya las inflan bastante los de curas. ¿La formación? Como los cursillos para idiotas del Prado que valen casi como un doctorado. O las bobaditas del Patrimonio Nacional Privatizado. Las responsabilidades organizativas es una forma fina de ser lo que decida un director nombrado a dedo. La innovación son cursos de inglés o de informática para lerdos. Lo único que vale es conseguir puntos para que no te trasladen.

          Arbitrios. ¿Qué quiere evaluar Enguita? ¿Quién evalúa a los evaluadores? ¿Marchesi? No es un problema de sindicatos, es un problema de política.

No hay comentarios:

Publicar un comentario