martes, 11 de octubre de 2011

Las malditas dos horas (X) O el fin del principio

         En este conflicto como no podía ser menos con la Lideresa, se están usando todos los medios sucios posibles. Todos. Los que la buena educación no usa jamás: los ataques personales. Gracias a la derecha y sus trucos sucios sabemos que Jose Blanco, portavoz del PSOE lleva a sus hijos a un colegio privado. Para más escarnio, lo recoge la página web de la asociación de catedráticos, ANCABA. Es simplemente rastrero. Pero no es un caso único. La exministra y antigua alcaldesa de Málaga, Celia Villalobos sacó a relucir dónde estudiaban los hijos de Pilar Rahola.

           No me parece casualidad, más bien la tópica y hasta típica guerra de dossieres con el que se acobardan algunas altas esferas de la derecha (y de la socialdemocracia). Ataques personales. Como si esto fuera una guerra personal entre dos caudillos. Y no lo es, es ya un movimiento social a favor de la enseñanza pública. Pero ya he dicho que los profesores son muchos, licenciados universitarios y muy cabreados. Conocen a gente en la administración, en las empresas y en los periódicos. Están capilarmente en casi toda actividad política, sindical, social. Y conocen a periodistas. Quizá el soplo de la gilipollez de Lucía Figar con su doméstica dado a Público, venga de ahí. Si se rompen las barreras no hay un comité central o una organización para parar las cosas.  Si se averigüa el colegio donde José Blanco lleva a sus hijos, es una canallada. Los hijos de los políticos no tienen la culpa. Es como colocarse en los colegios de la Moraleja e ir buscando hijos de políticos. Simplemente no se hace. Da vergüenza.

           Y el contraataque ya está vieniendo. Ven la página 10 de este periódico local: en Pinto ya se están manifestando delante de los colegios de curas (aquí, página 10) Porque, aperte de que los sindicatos lleven una política moderada, cada mentira o contraataque de Lucía Figar cabrea más y más.