domingo, 26 de septiembre de 2010

Recursos Humanos II. Cómo cabrear estúpidamente al profesorado. (Y un poco de Huelga General)

         El benemérito colectivo Baltasar Gracián que lleva años oponiéndose racionalmente desde la izquierda a LOGSE y sus desafueros acaba de publicar otra nota digna de estudio, apoyando, lógicamente, la Huelga General del próximo 29 de septiembre. Por cierto, y hablando de huelga; no he visto que los sindicatos amarillos: ANCABA o SPES digan algo a favor o en contra de la huelga general. Eso sí, el APIA (el sindicato amarillo de SPES en Andalucía) está en contra y el APS (de Aragón) a favor de la huelga. El CSIT deja que cada cual haga lo que le de la gana. ANPE dice que no a la huelga pero no en su página web. Cosas veredes.
          A lo que voy es, sin embargo a otra cosa. El Colectivo Baltasar Gracián dice:
        Hay un elemento del ideario neoliberal que sí ha demostrado su eficacia en tiempos revueltos: la "profesionalización" de las direcciones de los centros. Los directores de nuevo corte (hay excepciones), que deben su cargo y especial remuneración solamente a la Administración, han asumido sin rechistar la función encomendada de aceptar los recortes de cupo y aplicarlos como sea y a costa de lo que sea.
          Tienen razón. Veamos con calma cómo funciona esto. Hasta hace unos años había unos cursos de habilitación para ser cargo directivo. Y luego, te presentabas a las elecciones en las que el claustro de profesores elegía un equipo. Si la cosa iba bien, se reelegía al equipo.Es decir, que había un órgano colegiado (el claustro) ante el que era responsable la dirección. En teoría (y en la práctica) muchos directores no eran reelegidos. No era ideal, pero era democrático y había responsabilidad. Había demagogia, peleas y todas esas cosas que dan color a la  democracia.


         La generación de víboras de los directores rastreros comienza (al menos en el reino de la Lideresa) cuando los directores se empezaron a elegir prácticamente a dedo. Año 2004. Hay una vaga apariencia de democracia, pero en la práctica se nombra a dedo por la Inspección (algún día hay que hablar de lo que hace falta para ser inspector de educación). Y cuando hay un follón muy grande lo quita la inspección. Los directores son cesados a dedo, como son nombrados. No quiero dar detalles de lo rastrero que pueden ser un director. Si a esto ponemos que un director gana hasta 1.500 euros más  gracias a la Lideresa con un baremo que es de 50 céntimos por alumno. Y también aumentó el sueldo de los subordinados al director: jefes de estudio y secretarios (que los nombra y los quita el director).

         Es muy fácil ver exactamente qué hacen los directores de institutos. Un director cómo mínimo gana el doble  que un profesor normal; tiene cómo máximo seis horas de clase; es irresponsable y nombra a dedo jefes de departamento, jefes de estudio, secretarios, jefe de actividades escolares, responsables de los ordenadores (se llaman con un sigla cutre: TIC) que o cobran un poco más o tienen menos clases o lasdos cosas o no pueden ser trasladados. Y elige a los tutores. Y es el responsable de la disciplina del alumnado.


          Bueno, se dirá, no es para tanto, eso pasa en cualquier oficina siniestra. Pero hay diferencias: todos son funcionarios con una complicada -aunque cada vez más infantilizada y por tanto pedagogizada- oposición. Es un retroceso de los derechos de los trabajadores y de la democracia: antes no era así. Pero pase, nadie protestó cuando los directores empezaron a hacer cacicadas.  Eso sí, destruyó el clima laboral de razonable cooperación entre profes. Un director ya no es un compañero más o menos respetable, es un esbirro de los jefes.


          El toque sutil es otro. En el reino de la Lideresa se han regalado ingentes cantidades de dinero a empresas privadas de la enseñanaza (sobre todo curas), con lo que su negocio aumentó espectacularmente. Muchos alunos pasaron a las garras de los curas, con lo que la enseñanaza pública se redujo, manteniendo aproximadamente el mismo número de profesores. Por la política de la Lideresa sobran profes. Como son funcionarios, se trasladan de puesto de trabajo. Desde el punto de vista de un profe es jodido: hacen una carrera, estudian oposiciones cada vez más estúpidas, aprueban pasados unos años  (otro día cuento el porqué es casi imposible aprobar una oposición de secunadarias sacando un 10) y tras unos años de la ceca a la meca, te dan un destino definitivo. Pues bien, la vida de un profe -como la de todos los humanos- tiende a centrarse, se compran pisos, tienen hijos y esas cosas que hace la gente. Y llega Esperanza Aguirre, regala terreno a los curas al lado de un instututo público, aumenta el número de horas de clases de los profes y tú sobras. Te trasladan desde, pongamos por caso de San Martín de Valdeiglesias a Chinchón (extremos de la comunidad de Madrid) o de Huelva a Almería o de Tarragona al valle de Arán. Es una putada y gorda. Por otra parte no hay un sistema racional de destinos, se concursa casi a ciegas, sin posibilidad  casi de permutas.  Casi seguro que la única oprtunidad de no pasarte horas en el camino del trabajo de ida y vuelta durante años es ser cargo directivo -nombrado a dedo por el director-.

         Calculad el clima laboral y la capacidad de una situación así. Con las excepciones escasas los directores ya son simples ejecutores de las bobaditas de los jefes políticos. Pensad en la escalofriante Lucía Figar dando órdenes. Y en directores obedeciendo sin rechistar, sin quejarse ni cuando hacen memeces con los PTSC o  eliminan nocturnos o quitan becas de libros o rutas escolares. No rechistan.       


         Y cómo suele ser habitual en los regímenes autoritarios, la meritocracia  -hubo algo parecido antes de la LOGSE- desaparece. Los directores nombran a dedo al más tonto, no sea que les quiten el puesto. Una larga -con excepciones como en todo- lista de jefes de estudio tiránicos y groseros, de secretarios  (se ocupan del dinero en un insti) incompetentes, de lo peor de cada casa peleando por ser más obediente y pelota que el otro a cambio de no irte a la otra punta del mundo, mucho más sueldo y menos clases. En muchos centros los jefes de estudio son maestros (quedan algunos residuales para dar 1º y 2º de la ESO) ya que nunca pueden llegar a ser directores de un Instituto, son más obedientes y tienen muchísimo más que perder (no trabajar por la tarde y mucho más sueldo). Es, como se ve, una cosa laboral.