lunes, 3 de mayo de 2010

Disciplina y conflictos en los Centros Educativos

Estaba yo en Castilla-León, en un lugar controlado desde los tiempos de la primera reconquista por la misma casta, (ciudad, por cierto, que tiene uno de los canards más divertidos: el ayuntamiento lleva afirmando desde hace mucho tiempo -desde hace unos años- que tiene muchísimos más habitantes de los que de verdad tiene, obviamente para conseguir más dinero por la patilla. Menos mal que al INE nadie le tose)  cuando estalló lo de los topillos
Al menos unas seis veces oí que la culpa de eso la tenía Zapatero hasta que me harté un poco e indiqué que la administración que se ocupa de ello es la autonómica. Inmediatamente los topillos se convirtieron en un problema que se podría controlar mediante los dos métodos tradicionales: echar la culpa a otros malos, los ecologistas cabrones por ejemplo y pedir más pasta a los nuestros 
Pues con la disciplina lo mismo. La culpa no la tienen extraterrestres, ni siquiera la prensa, ni la sociedad permisiva ni como dice la derecha las malignas leyes 

Es facilísimo: los colegios de curas pagados con un chorro de millones públicos simplemente no tienen problemas. No es que los alumnos sen mejores, es que hay un pacto: el niño se queda hasta más tarde -pagando, claro- aprueba más que en un público -pagando, claro- y a cambio no se le expulsa demasiado. Eso sí,si hace algo gordo, se larga en el acto. Ese es el pacto en un privado. Pagas. Depende de lo que pagues.

En un público la disciplina depende de quien manda: ¿El ambiente social? ¿Los orientadores?¿Los padres y madres? ¿La maligna televisión? No. En un público el que manda es el director.
Un director puede elegir entre echar a un alumno disruptor entre tres días y un mes. Eso es lo que dice la legislación. Si a un director le da la gana un alumno cabroncete está tres días por trimestre en en el aula. Cumpliendo la legislación. Fin del problema social del alumno disruptor o violento para el grupo o el centro. Ya solo es un problema para su familia, él mismo y para los trabajadores sociales dentro y fuera del instituto. Es decir, tienen que trabajar los encargados de las minorías con graves problemas sociales, psicológicos o asistenciales: orientadores y trabajadores sociales o cómo se llamen ahora. Si se hace así una vez lo sabe el alumnado presente y futuro, el entorno social e inspección. En tal centro no se permite ni una. Fin del problema.

Eso son los casos graves, los muy extremos. Un mes con un adolescente en casa hace que se pierda más que se gane. Jode. Ni psicología ni leches. No hace falta una ley de autoridad al profesorado de los colegios de curas. Se trata de que los directores, nombrados prácticamente a dedo por la administración hagan su trabajo en los centros públicos.


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